Marta se despertó con náuseas en los ojos.
Quería llorar, pero no podía hacerlo.
Se deshizo de las sábanas que cubrían su débil cuerpo y calzó aquellas zapatillas de felpa que tan poco le gustaban. Caminó hasta el cuarto de baño con una extraña sensación que no supo cómo identificar hasta que vio su silueta reflejada en el espejo: dos azabaches desconsolados con un profundo marco de ojeras azuladas le devolvían una mirada dispar desde el otro lado.
Marta quiso gritar, pero sus cuerdas vocales no funcionaron.
Regresó a su cama y comprobó horrorizada la macabra escena que había dejado hacía apenas un par de minutos: un charco de tibia sangre cubría lo que hacía un momento le había parecido el más cómodo de los colchones.
Marta se miró las manos. Dos profundos cortes atestiguaban que sus muñecas habían decidido dar el punto y final a su vida. La radial había sido brutalmente seccionada.
Qué horror. Marta debería haber dormido con muñequeras, como mínima precaución ó.Ò ¡Asustante a los demás bloggers! jajaja
ResponderEliminarYa tienes muchas visitas al blog, ¿eh, amor? Siempre dije que escribes muy bien, y aunque este estilo sea muy terrorífico, no es una excepción.
Te amo tanto como puedo, todos los días de mi vida ^^